El joven Alcides, con su desmotivación por la agricultura y nada que
tenga que ver con la construcción o demás labores que le hagan sudar duro la
chaqueta, no hizo otra cosa que confirmar que todavía hay quienes no acaban de
aterrizar a la realidad cubana de hoy.
Oírlo decir, sin el menor pudor, que el campo no se ha hecho para él y
que nada se le había perdido en esos lugares, me inspiró hacer algunas
consideraciones al respecto.
Cierto es que algunos jóvenes al arribar a la edad laboral, en vez de gestionarse
un empleo ante las oficinas del Ministerio de Trabajo, prefieren dar tiempo al
tiempo para ver si le cae del reino celestial una oferta seductora, bien
retribuida y en la “placa”.
Pero también es verdad que cada vez es
menor el segmento de la juventud tunera que le provoca urticaria en la
piel cuando alguien le menciona la tierra y
la producción de alimento como una fuente de empleo segura y capaz de aportar ingresos que puedan satisfacer
la más cara de sus aspiraciones.
Al tanto de esa situación, la
Unión de Jóvenes Comunistas en la provincia le concede
prioridad al trabajo político ideológico dirijo no solo a despertar el interés
de la nueva generación por las actividades agropecuarias y de la Industria Azucarera ,
sino a dignificar al joven que opta por el surco y estimular su abnegado
esfuerzo.
Tales conceptos me parecen justos, pues nada de lo que se haga en función
de premiar a quienes se viran para la tierra y cubren otros espacios vitales de
la economía, será suficiente.
Poco a poco esa política va
rindiendo los efectos esperados. Hoy ya podemos decir que suman más de 400 los
jóvenes tuneros que ha adquirido tierra en usufructo, nueve de ellos mediante la Resolución 449 del
Ministro de la Agricultura ,
la cual le concede prioridad a los que provienen del Servicio Militar.
De igual forma cerca de 300 jóvenes se desempeñan en puestos claves de la Industria Azucarera ,
dato alentador si se tiene en cuenta que se trata de un escenario donde la consagración, la disciplina y la
exigencia están a la orden del día.
En un momento como este, en que el modelo económico del país está en
franco proceso de fortalecimiento, tiene un gran valor fomentar entre los niños
y jóvenes una cultura de laboriosidad y de creación de riqueza, sobre todo el
los ámbitos más cercanos a la explotación de la tierra y la extracción de
azúcar.
No es casual, por tanto, que la
UJC busque modos más eficaces de llegarles a los jóvenes que
viven y trabajan en el Sector Agropecuario, no solo para brindarles mejor
atención, sino para canalizar sus inquietudes en aras de eliminar de su entorno
laboral, los problemas subjetivos.
También para movilizar y atraer a las nuevas generaciones hacia el
Programa Agroalimentario, mediante sólidos argumentos e iniciativas que van
desde conversatorios, intercambios con obreros, celebración de activos, conferencias
en las escuelas y en los centros laborales, trabajo voluntario y hasta la
divulgación de video educativo sobre la Industria Azucarera
para despertar el interés de quienes deben convertirse en el relevo de una
fuerza laboral, cada vez más encanecida.
Comparto el criterio de quienes aseguran que en Las Tunas hay muchos jóvenes deseosos de participar en los frentes vitales
de su economía, solo hace falta darles la posibilidad de que se enrolen en
la misión estratégica de la producción
de alimentos.
De modo que, si bien es incipiente los que ya están metido de lleno en
el “potaje”, considero a esas fuerzas como la avanzada de un gran ejército,
pues en la medida que se divulguen resultados como los que ya alcanzan en la
producción de carne, leche, plátano y otros cultivos varios, Yónder Sánchez Osorio, Yoán Barnet, Oscar
Martínez Diéguez e Iván Barban Ochoa, por solo citar algunos ejemplos,
seguramente que serán más los interesados en participar en esta cruzada por la
seguridad alimentaria de la población tunera, y quien sabe si hasta el
mismísimo Alcides cambia de parecer y da un paso al frente.