martes, 31 de marzo de 2015

Fertilizar la tierra y la mente


Desde mi perspectiva la cita del campesinado tunero, previa al XI Congreso de la ANAP, traspasó las fronteras de las intervenciones premeditadas, para convertirse en una magistral clase de cómo hacer más con los mismos recursos y en las condiciones actuales de extrema sequía, apoyándose en la ciencia y fertilizando la tierra, pero también la mente.
Para mi ese fue el gran mérito que tuvo el encuentro de los montunos, porque a diferencias de otros tiempos, cuando las intervenciones, además de repetitivas, giraban en tono a positivos resultados, ahora eso se obvió para poner sobre el tapete unas cuantas verdades de lo que puede hacerse y no se hace, dichas sin adorno, por ese hombre y esa mujer  que, sin reparar en hora ni día, permanecen la mayor parte de su vida junto al surco, para extraerle a la tierra la mayor riqueza posible y ponerla al alcance de la población.
Uno de ellos es Reydenis González, presidente de la cooperativa de producción agropecuaria Calixto Sarduy, quien con la sabia dirección y madurez de sus argumentos dejó la pista caliente cuando aseguró que en su unidad los suelos son malos, arenosos y hace seis o siete meses que no cae ni una gota de agua, sin embargo, mantienen un área de 150 hectáreas de forraje proteico en buen estado mediante el empleo de materia orgánica, lo cual da una cobertura de alimento para tres o cuatro meses más.
“Eso –sentenció- unido a una superior organización, mayor control y exigencia, uso de la inseminación  y la estimulación monetaria a quienes sobresalen por su entrega en el cuidado y manejo de un rebaño que ronda las dos mil reses, ha hecho posible que hoy estemos hablando de más de 80 por ciento de natalidad, de crecimiento en la producción de leche y de un bajo índice de muertes por la sequía”.
No menos sustanciosas fueron las exposiciones de los cooperativistas Arisbel Peña, Maximiliano Meriño,  Reiner de la Cruz, Miguel Mendosa Tamayo, Adis Oliver Moreno, Alfonso Pérez y Marcelo Arias Basalto, entre otras, cada una portadora de las mejores experiencias en cuanto al cruzamiento genético de los animales, los altos rendimientos en pimiento, tomate y plátano sobre la base del empleo de la ciencia y la técnica, pero también de la necesidad de robustecer la calidad de la contratación y comercialización de la producción, la vigilancia contra el hurto y sacrificio del ganado, la disciplina laboral y tecnológica, el trabajo político e ideológico, el funcionamiento de las organizaciones de base y el uso y explotación de la tierra…
Por su puesto, que los temas abordados generaron atinadas y enriquecedoras reflexiones, como la expuesta por Rafael Santiesteban Pozo, presidente de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), cuando aseveró que si la gente está incentivada, tiene voluntad, deseo, contribuye y participa eso es lo que da la posibilidad de que tengamos más leche, viada, grano, carne. Y ese capital humano hay que organizarlo, capacitarlo, nutrirlo de las mejores experiencias, pero también escucharlo y atender sus inquietudes. Eso es trabajo político e ideológico
“A veces se piensa –agregó- que funcionamiento interno es dar  las reuniones puntualmente, lograr buena asistencia y la calidad de las actas. Funcionamiento es algo más que eso, es el vinculo permanente de la junta directiva con el productor, brindarle oportuno apoyo y asesoramiento para su mejor desempeño”.
Sobre la ganadería, el tema más recurrente en la asamblea,  Santiago Pérez Castellanos, jefe del Departamento Agroalimentario del Comité Central del Partido, criticó la práctica de confinar los animales desde media tarde en una corraleta, sin agua  ni comida, lo que en vez de resolver el problema del  hurto y sacrificio, lo que incrementa la posibilidad de muerte por desnutrición.
“Entonces –argumentó- la moraleja es  que hay proteger, pero garantizándole al ganado los aseguramientos indispensables para su subsistencia mientras permanezca en esas condiciones. Y en ese sentido falta esfuerzo y previsión, porque hay productores que cuando llega la primera se olvidan que detrás viene otra seca y no se preparan para ese momento”.
Todos los que allí hablaron, desde su posición y manera de pensar y decir, no hicieron otra cosa que defender un fin único: dejar expedito  el camino para un presente y futuro inmediato más prometedor para la producción de alimentos en Las Tunas, donde la actualización del modelo económico cubano avanza, bajo la guía de los lineamientos  aprobados por el VI Congreso del Partido.