domingo, 8 de noviembre de 2015

Salarios sin límites


Desde que los bolsillos de los trabajadores de los centrales Antonio Guiteras y Majibacoa salieron orondos de la zafra, me prometí este comentario  que ahora hago realidad, sobre la implementación en la provincia de la Resolución 17 del 2014, del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social MTSS.
Enfilada a unificar y poner orden en el enrevesado sistema salarial, vigente hasta antes de su puesta en marcha, y al logro de una superior eficiencia y calidad en la producción y los servicios, la nueva Legislación estipula el pago a los trabajadores por rendimiento y a tiempo, a partir de la riqueza  creada en sus entidades.
Su aplicación en las 61 empresas existentes en Las Tunas no ha estado exenta de dificultades, detractores y escépticos, situación que va cambiando en la medida en que los colectivos profundizan en su contenido y comprenden que, mientras mayor y más eficiente sea el trabajo, habrá mejor salario y por lo tanto, será otra la alternativa de la economía familiar.
Aunque en algunos casos, como en el central Amancio Rodríguez, los beneficios están por verse, en la gran mayoría de los centros, las ventajas ya se pueden apreciar. Tanto es así, que al cierre del primer semestre el sistema empresarial tunero pagó un salario promedio mensual de 673 pesos por trabajador -el 105 por ciento de lo previsto- y logró una productividad del 120 por ciento.
Pero en entidades como la Azucarera, Lácteo, Mayorista Alimento, Servicios Portuarios, Consultoría Jurídica, Porcina y Arquitecto de la Comunidad, el estipendio entregado sobrepasó los mil pesos mensuales.
Tal aumento nada de extraño tiene,  pues la Resolución específica que el sueldo a recibir no tiene límites, siempre y cuando no se deteriore el gasto de salario por peso de valor agregado bruto, se cumplan los indicadores directivos del plan de la economía, haya una positiva correlación ingreso medio-productividad y las finanzas gocen de buena salud.
Sobre esos rieles se mueven las empresas del patio, salvo la industria Alimenticia y Acopio,  las cuales pagaron sin respaldo productivo porque incumplieron, precisamente, el indicador que se establece como límite en la distribución del jornal: el gasto de salario por peso de valor agregado bruto.
De esas vivencias se pueden hacer varias lecturas, entre estas y para mí la de mayor trascendencia, es que la nueva forma de gestión pone en manos de los trabajadores no solo el presente y el futuro de la empresa, sino sus propios Beneficios. Si cumples, gana, si no lo hace, nada recibes. Tal es el dilema.
Y aunque eso se ha explicado con transparencia a los trabajadores, hay que seguir  insistiendo sobre el asunto, porque se parte del principio de repartir  lo que se gana, incluyendo los frutos del ahorro, de manera cuidadosa y equilibrada  entre quienes lo merezcan.
Es la estimulación justa, por coeficiente laboral, pues la Resolución obliga a la eficiencia, a resultados tangibles y con calidad, a saber de econo­mía, a estar al tanto sobre el movimiento de los gastos y costos, del uso de los recursos y de hacer los cálculos correctamente.
Aunque queda mucho trecho por recorrer y  asuntos puntuales que pulir, como la necesidad de acercar más el salario a la productividad alcanzada en algunas unidades, ya es otra, muy diferente, la cara que muestran las empresas tuneras, respecto a la que tenían antes de ponerse en marcha “La 17”.
Poco a poco y de manera sostenida, va en aumento la fila de los bendecidos por una Normativa que, no solo pone a prueba la capacidad de los administrativos  a la hora de su aplicación y de conducir sus centros, sino que contribuye a perfilar la autonomía de la empresa estatal socialista, mediante la descentralizaron de facultades que exigen mayor preparación y responsabilidad, en el contexto de las trasformaciones económicas que tienen lugar en el país para elevar el índice productivo y, en tal sentido, una de las vías por la que se apuesta, es precisamente, la Resolución 17 del 2014.