“La
corrupción es equivalente a la contrarrevolución”.
Raúl Castro Ruz
Esta aseveración del General de Ejército Raúl
Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, expresada
en diciembre del 2011 en ocasión de
efectuase el Tercer Pleno del Comité Central del Partido, es más que suficiente
para actuar sin contemplación contra esta, máxime cuando recordó que en el 2005
el Comandante en Jefe Fidel Castro, al referirse al tema, dijo que “estos fenómenos pueden llevarnos a la
autodestrucción de la Revolución”.
No obstante a
los avances logrados en esa dirección, el flagelo de la corrupción, aunque con
otros matices que el resto del mudo, se mantiene latente en la vida nacional,
por lo que el llamado de Raúl para enfrentar con mayor firmeza a las
negligencias e irresponsabilidades que dañan a la economía, como
consecuencia de la pasividad con que
actúan algunos dirigentes y la falta de funcionamiento integral de no pocas
organizaciones del Partido, mantiene total vigencia.
Más, la
necesidad de parar en seco ese grave problema, no solo es competencia de la Contraloría General de la República. Junto
a ella deben poner todo su empeño los
directores y administradores de empresas y centros de trabajos, los consejos de
dirección, colectivos de obreros, la Fiscalía, Policía Nacional Revolucionaria
y el pueblo en general.
Alguien dijo y
yo me sumo por completo a la idea, que los honestos pueden imponerse sobre los
corruptos, si en ese frente de combate se mantiene la misma unidad que ha
permitido la supervivencia de la Revolución, frente al adversario y al
despiadado bloqueo económico y financiero impuesto por los Estados Unidos, hace
ya más de medio siglo.
Hablando del
asunto con un amigo este me dijo, sin el menor sonrojo, que algunas personas se cohibían de
informar posibles desvíos de recursos y otros hechos de corrupción por no verse envueltas en problemas, pues en
ocasiones los malhechores llegaban primero a la casa que el denunciante, cuando
no le hacían difícil la vida laboralmente.
No niego que
se hayan dado casos como esos, aspecto sobre el cual los organismos correspondientes deben
tomar nota para impedir tal proceder. Más lo que sí
resulta inaceptable, desde todos los puntos de vistas, es que al corrupto –el
que ejerce abusos de poder, malverse recursos y omita información, entre otras
manifestaciones- se le pase la mano, aplicándole como única sanción el traslado para otra
entidad, incluso, en cargo de dirección. No más contemplaciones.
En las visitas
de trabajo realizadas por Gladys Bejerano Portela, contralora general de la
República, a Las Tunas, ha esbozado
conceptos claves para el bien de la economía, de la gestión empresarial y
salvaguardar a las Revolución que me parece oportuno traerlos a colación,
volverlo a retocar, en aras de fortalecer la batalla que libra el territorio en
este campo.
Así pues, la
también miembro del Consejo de Estado, ha dicho a los tuneros que
son las propias direcciones administrativas y los
colectivos de trabajadores con su auditor interno, los encargados de responder
por el orden, la disciplina y el control de los recursos en su radio de acción.
Allí, donde el
controlador realiza sus funciones en armonía con el administrador, los
trabajadores participan en el proceso de análisis para conocer las dificultades y poder prevenirlas
en el futuro y la controlaría se ve como una aliada y no solo como ente revisor
y fiscalizador, resulta sumamente difícil que el delito y los hechos de
corrupción tengan cabida.
Cuando en un
centro de trabajo, su director comete un hecho de corrupción, cuando abusa del
cargo, de los recursos del pueblo, eso es una herida en el corazón de la
revolución; eso es más que contrarrevolución, eso desangra a la revolución. Por
tanto hay que romper el cerco a las dificultades, a las negligencias, a la
superficialidad, al papeleo.
Yo se que no
se puede lograr en un día ni en todos los lugares a la vez, Yo digo que la
mayoría de nuestros dirigentes administrativos son magníficos compañeros, muy
sacrificados, con un nivel de tensión arriba tremendo, porque hoy dirigir
cualquier cosa, hasta un timbiriche de cuatro cositas, es un problema porque hay que enfrentar muchas
dificultades, pero también es cierto que tenemos gente que nos traicionan. El
que cometa un fraude, el que pretenda engañar a la Revolución o a nosotros en
el trabajo de control, tendrá que pagar las consecuencias.
Debemos ser
implacable con el que miente, esconde, disimula o se cree intocable. Porque lo
que está en juego es la Revolución.
Cuantas veces
hemos dicho que para que haya un ambiente de control y de disciplina tiene que
haber organización, preparación, educación y exigencia. Sin embargo hay
compañeros que continúan en primer grado o en preescolar. En materia de control
también es preciso pasar de grado.
El ejemplo más
fehaciente de lo anterior son lo las
cuentas por cobrar y pagar. ¿Hasta cuando lo mismo con lo mismo. Llegó el
momento de decirle a las administraciones hasta aquí, se acabó esta historia.
El control no
es solamente para prevenir y enfrentar
el delito, la corrupción. El control es para trabajar mejor y para lograr mayor
eficiencia.
De manera que
cuando hablamos del enfrentamiento
integral a las ilegalidades, las indisciplinas y los hechos de corrupción,
estamos pensando en todos los niveles, y eso incluye a la comunidad.
Si cómo ha
dicho Raúl y ha recalcado en múltiples oportunidades Gladys Bejerano que la lucha contra la corrupción es un
problema de vida o muerte para la Revolución, entonces salvarla es una
responsabilidad de todos los revolucionarios y de cada cubano honesto, porque
somos los que más tenemos que perder.