Cuando en octubre del 2012 tomó cuerpo el diseño del proyecto comunitario concebido a partir de la quinta esencia del
concepto de Revolución “…emanciparnos
por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos…” expuesto por el Comandante en Jefe Fidel
Castro Ruz, nació en Las Tunas un
sistema de trabajo integrado que marcó una nueva etapa de desarrollo y
consolidación de las estructuras de
dirección del Gobierno en la base y de las comunidades en sí mismas.
Un modelo de gestión que a la vuelta de poco
tiempo revolucionó por completo el cometido
de los presidentes y delegados de los consejos populares y de las circunscripciones,
a la vez que sacudió el polvo de la inercia a poblados y bateyes.
A más de tres años de la puesta en práctica
de la vivificante experiencia, me parece razonable aprovechar este espacio para
compartir con usted, amigo lector, vivencias y criterios que alimentan el optimismo del
barrio. Por eso no me voy a detener en
consideraciones sobre sus principios
fundacionales porque de ello bastante se ha dicho y escrito. Solo diré, al
respecto, que sus gestores tuvieron en cuenta experiencias de proyectos
anteriores, las indicaciones del Comité Central del Partido, tesis y diplomados, investigaciones hechas por casas
de altos estudios y las dificultades que
torpedeaban el quehacer del delegado
y su grupo de trabajo.
PASO A
PASO, CUESTA ARRIBA
Poco a poco pero de una manera sistemática
los dirigentes del Gobierno en los asentamientos han ido escalando peldaños en
su preparación, lo que les ha permitido desterrar de su quehacer la vieja práctica de
recepcionar los planteamientos y preocupaciones y automáticamente elevarlos al
municipio, sin ni siquiera pensar en
posibles alternativas de soluciones internas, proceder
que mantuvo
maniatadas las potencialidades endógenas del barrio hasta que fueron
destrabadas por el Trabajo Comunitario Integrado por Nosotros Mismos.
“Ahora,
lo primero que hace el delegado es depurar cuántas de las inquietudes son de su competencia y del grupo de trabajo
comunitario. Las restantes las remite a la Asamblea Municipal, al Consejo de la
Administración y a las entidades administrativas
que correspondan para que les den respuestas. De manera que estos eventos
agilizan todo ese proceso, dinámica que el
pueblo agradece porque los niveles de soluciones se han multiplicado con su
puesta en marcha”, explica Juan Carlos Hernández González, secretario de la
Asamblea provincial.
A partir de su surgimiento, además, se ha enaltecido el papel
protagónico del Grupo de Trabajo Comunitario y se analiza la problemática del
barrio desde una perspectiva más
profunda y abarcadora. En el intercambio de los dirigentes con los pobladores,
por ejemplo, no solo salen a relucir problemas de índole material y
administrativo, sino también cuestiones que afectan el funcionamiento del
barrio, como el alcoholismo, conductas inapropiadas y las indisciplinas
sociales, complejidades que se enfrenta mediante acciones que involucran a todo
el personal dirigente y a las familias.
“Eso es posible –argumenta Lilian González
Rodríguez, presidenta de la Asamblea Provincial
del Poder Popular, porque el TCI es en sí mismo un método que canaliza,
estimula y fomenta la participación ciudadana en los procesos del ejercicio y
control del poder público, el desarrollo local y comunitario, potencia las
tradiciones, las costumbres, la cultura y la historia de la localidad.
“Consolida el accionar de los vecinos al propiciar actuaciones que
permiten la identificación, solución y control de los problemas que de formas
cotidiana afectan la calidad de vida”.
Un elemento a destacar, por su alcance y
repercusión, es el aportes que hacen las fórmulas productivas y otras
entidades, enclavadas en el radio de acción de las comunidades, en la solución
de los problemas de viviendas, reparación de consultorios, de caminos y
terraplenes, en la reactivación de parques infantiles, de salideros de agua,
entre otras acciones, apoyo que no
existía antes de iniciarse los chequeos
del Trabajo Integrado.
Aunque suman
por cantidad los logros
atribuidos a esta enriquecida forma de gestión, sus
mayores impactos pueden resumirse en haber demostrado que las
circunscripciones poseen potencialidades para generar cambios en su entorno,
enaltece el liderazgo del delegado, crea un espacio para el dialogo directo con
cuadros del Partido, del Gobierno y de otras estructuras de la provincia y el
municipio, logra una mayor vinculación de los dirigentes con la población,
socializa experiencias para el autodesarrollo del barrio, implementa objetivos
de la Conferencia del Partido y amplifica métodos de orientación del Partido para el control y evaluación desde
la circunscripción hasta la Asamblea Provincial.
Por su puesto que no todo es villas y
castillas. El propio Juan Carlos hizo referencia a imperfecciones sobre las
cuales se acciona para resolverlas, como,
por ejemplo, la necesidad de que en algunos lugares los vecinos participen más
activamente en los espacios del TCI.
LA
ESENCIA
De cualquier manera los detalles por limar no
opacan lo bueno de un sistema enfocado en el progreso comunitario y del cual Ariel Santana Santiesteban, miembro del Comité
Central y primer secretario del Partido en la provincia, hizo las siguientes
reflexiones.
“La esencia del Trabajo Comunitario Integrado por Nosotros Mismos radica en que logra la integración de todos los factores del
barrio en la búsqueda de las soluciones. Con el esfuerzo del delegado, de su
grupo de trabajo y de las familias se les
ha dado respuesta a muchas de las preocupaciones de las personas. Considero
que el máximo representante del Gobierno
en la base ha ganado en liderazgo y esta mejor preparado para desempeñar sus
funciones.
“Hoy
usted conversa con cualquier delegado y le puede decir, con lujo de
detalles, la situación del fondo habitacional, cuantos casos críticos tienen,
cuál es la situación epidemiológica y así sucesivamente. Un dominio cabal de la
situación concreta de su comunidad.
“Estos encuentros también nos han servido de
mucho a nosotros los dirigentes, porque al acercarnos con mayor frecuencia a la
base, intercambiar más a menudo y directamente con la población, conocer sus
preocupaciones, inquietudes y saber como piensa, nos ayuda a perfeccionar
nuestro trabajo.
“Aprecio que el pueblo tunero posee una
cultura política superior y mayor
confianza y seguridad en que sus planteamientos se tiene en cuenta y figuran en la agenda que semanalmente
chequeamos para saber por donde anda su cumplimiento”.
Santana Santiesteban definió de estratégicas
las 14 tareas que contempla el Trabajo Comunitario Integrado, “por cuanto
–expresó- se enmarcan en prioridades del
país, como la producción de alimento y
en lo que concierne la labor político
ideológica hombre a hombre, casa a casa, todo en función de defender la obra de
la Revolución en los diferentes escenarios y
seguir avanzando en el
reordenamiento de la economía, a partir de la responsabilidad individual de
cada una de las estructuras que están masificadas en las comunidades”.
EL FIN
PRIMERO DEL TCI
Si se quiere tener una idea exacta del gran
movimiento de masas, del entusiasmo, de la unidad y del cambio de
mentalidad que genera entre la población
el TCI, es preciso visitar a la comunidad y escuchar el sentir de su gente.
Oír opiniones como la de Kenia Machado López,
presidenta del Consejo Popular número tres Argentina Norte y a la vez delegada
de la circunscripción 79 de El 12, Jobabo, quien atestigua que hacia muchísimo tiempo, años, que en su
terruño no sucedía un acontecimiento político-cultural que haya
activado a casi todo el potencial humano del barrio, como el evento por nosotros mismos.
“Me siento sumamente satisfecha por este despertar y el absoluto y abarcador apoyo recibido de mis vecinos. Aquí cada familia, casa, delegación de la FMC, CDR,
organismo político, la Asociación de Combatientes de la Revolución, los jóvenes,
pioneros, el Médico y la Enfermera de la Familia, maestros, instructores de
arte, combatientes del MININT, los trabajadores de diferentes instituciones y
de la UBPC Pecuaria Primero de Enero… en fin todo el batey, puso su granito de
arena para dar este salto en la transformación de la localidad y en la calidad de vida”,
dice visiblemente emocionada.
Otro ejemplo
del nivel de concientización alcanzado por la población al calor de los TCI, lo encontramos en la persona de Delvis Morales, elector de la
circunscripción 30 Sirven, quien, al referirse a la apatía de algunos vecinos,
aclaró que “la comunidad no es
patrimonio del delegado ni de nadie en particular, es de todos y cómo en la
unión está la fuerza, la participación de la colectividad es fundamental para
que sigamos avanzando”.
De
vivencias, criterios y opiniones como las mencionadas están cuajados estos
eventos, por lo que sería imposible reflejarlos todos de un tirón. Sin embargo,
quisiera compartir con ustedes fragmentos
del informe presentado por Enrique Suáres Suárez, presidente del Consejo Popular
número 10 y a la vez delegado de la
circunscripción 54 Boca del Oro, porque deviene fiel exponente del grado de
preparación por ellos alcanzado.
“La vorágine de trabajo y las preocupaciones cotidianas
nos hacen olvidar cuánto ha hecho la Revolución por mejorar la vida de los campesinos.
Antes del 59 lo que teníamos se puede resumir
en una palabra: Nada. Hoy esta comunidad, alejada de la cabecera del municipio,
tiene el orgullo de que el ciento por ciento de los niños y jóvenes en edad
escolar asista de forma gratuita a la
escuela, la cual tiene su plantilla cubierta.
Hijos de esta comunidad se han formado como médicos que cumplieron
misión internacionalista, tenemos más
graduados universitarios y técnicos medios que todos los que existían en el
municipio de Jobabo antes del 1959: Jóvenes de
aquí estudian hoy en las Universidades de Ciencias Informáticas (UCI) y
Médica de Las Tunas, en la escuela superior militar Comandante Arides Estévez Sánchez.
“De aquí, el otrora barrio pobre y olvidado
en la época del capitalismo, también son hijos dos periodistas, un militar de
alta graduación y el primer presidente
de la ANAP en lo que fue el municipio de Mejías. Antes la asistencia médica era
cero, hoy lo que tenernos en cero es la mortalidad infantil y materna, gracias,
en primer lugar, a la gestión de la Doctora y la Enfermera de la Familia y de
todo el Sistema de Salud Publica cubano y a que todos los niños reciben leche entregada por usufructuarios de la comunidad.
Ya suman 68 las familias con televisores, 33
con refrigeradores; contamos con dos teléfonos y otros servicios que antes
parecían una utopía.
Hoy, cuando algunos equivocados nos invitan a
olvidar la historia, quiero recordar, además, a aquellos tres jóvenes del
barrio que se alzaron y combatieron
contra la tiranía de Batista: Jesús Soto Cutiño (Chiquitín) Elicerio Cutiño
(Jabao) y Marcelino Vera. Como lo hicieron ellos, esta es la Revolución que
debemos defender siempre…”.
Reflexiones como esa enorgullecen
a los inquilinos de las comunidades, elevan la autoestima, el sentido de
pertenecía, estimula la participación en
la tareas y su resistencia frentes a las
adversidades.
Insatisfacciones y preocupaciones, por supuesto que las hay en
cada uno de los barrios tuneros, y es
justo que así sea, porque en cuestiones del mejoramiento humano y de la calidad
de vida, siempre se puede hacer más, y ese es, precisamente, el fin primero que
busca el Trabajo Comunitario Integrado Por
Nosotros Mismos.