sábado, 11 de octubre de 2014

¡Qué belleza!



 La cultura en la producción de alimento ha calado tan hondo en la sociedad cubana, que es difícil encontrar vivienda con patio que no tenga plantado alguna especie de cultivo varios, de fruta, de hortaliza o plantas medicinales.
Resultado de esa gestión comunal, es este formidable racimo de plátano que coseché en una esquinita del reducido espacio que utiliza mi esposa, señora Odalis Pérez Esquivel, para tender la ropa lavada.
Hermoso ejemplar de la variedad Felipita, que causo el asombro y admiración de vecinos y familiares, por  el tamaño y calidad  de los 121 bananos que se disparó, en ocho manos.
Delicioso al paladar por  la dulzura y suavidad de su fruto, puedo añadir, como dato curioso, que la primera mano del racimo contaba con 31 plátanos.
Las instantáneas  captadas por el lente del foto-reportero Ernesto Peña Leyva, en las que aparecemos mi nietecita Gabriela y yo, dan fe  del soberbio tallo de plátano.  

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