Ellos no
intervienen directamente en el cultivo de la caña, ni tampoco operan centrales,
pero si el resultado de su esfuerzo pudiera medirse en azúcar, entonces
sumarían miles las toneladas que aportan en cada zafra.
Hablo de los 176
trabajadores que conforman la unidad empresarial de Base Talleres y Desmonte
Las Tunas, perteneciente a la Empresa Azutecnia, creada por Azcuba para la
exportación de servicios de ingeniería, asistencia técnica, equipos y maquinarias
en la agroindustria azucarera.
Se trata de un
colectivo que se ha ganado el respeto y la admiración del país, por su
ingeniosa búsqueda de soluciones alternativas a la falta de piezas, agregados y
de implementos, mediante innovaciones que al final dan más azúcar.
Es así como año
tras año, durante más de tres décadas de creativa labor, los 61 miembros del
poderoso y competente movimiento de innovadores y racionalizadores (ANIR) del
centro -con la ayuda del resto de los trabajadores- han mantenido con vida a
miles de tractores ligeros y pesados, combinadas, implementos de cultivo,
vehículo automotor y componentes de los centrales, en condiciones sumamente
complejas y difíciles de la economía nacional, como la que actualmente enfrenta
por la escasez de combustible, inherentes al criminal y generalizado bloqueo
que nos impone el Gobierno de los Estados Unidos.
ENCARGO RECIBIDO, COMPROMISO
SATISFECHO
"Contar con
capital humano de calidad, con vasta experiencia técnica y consciente de la
importancia que representa su labor en la actual coyuntura, constituye nuestra
principal arma para asumir cualquier tarea -por más complejas y difíciles que
parezcan- que nos encomiende el país", manifiesta Miguel Guerrero
Fernández, jefe de talleres y presidente de la ANIR en el centro.
Lo anterior, más
una adecuada organización del trabajo a partir de la formación de cinco
colectivos principales -talleres de recuperación y fabricación de piezas, de
pailería y soldadura, de fundición, de equipos pesados, brigada de
mantenimiento a máquinas herramientas y una sala de motores-, habilitan a la
UEB para ejecutar un amplio programa de apoyo a la zafra y a la agricultura que
abarca a todos los equipos que en ellas intervienen, incluyendo centrales,
construcciones soldadas como la restauración de remolques, casa-comedor, novias
e implementos de cultivos.
Bajo esa premisa
ya han fabricado 900 discos de cloche de combinadas KTP, sobre los 10 mil
sellos de turbinas de agua de los camiones Kamaz, tractores YUM-6 y auto Lada
para todo el país, más de 14 mil piezas de repuesto críticos y básicos por un
valor superior al medio millón de pesos y reparados 54 de los 80 motores
comprometidos para el tiro de caña.
A esa lista, Anael
Domínguez Salas, jefe del Grupo Técnico Productivo, adiciona la recuperación de
radiadores, ejes del volante, coplin y los palcos del sistema de cosecha de las
combinadas CASE y KTP-2M, así como mangueras hidráulicas, bombas de engrase, tornillos
de banco, gatos mecánicos, disco de embriague, tornillerías y tuercas de
diferentes medidas para vehículos automotor y equipos agrícolas.
Completan el
inventario de lo realizado hasta la fecha, la fundición de Spray y plaquetas
para calderas y torres de enfriamientos de los centrales y la fabricación de
todos los colectores de cosechadoras KTP-3000 encargados por el país.
PENSANDO COMO CUBA
A tono con el
espíritu solidario que en tiempo de crisis se enaltece entre los cubanos, aquí
asumen el reto de cumplir los compromisos con la zafra y a la vez atender las
necesidades del prójimo porque como dice Miguel, "nosotros estamos en el
bando de los que piensan como Cuba".
Cierto es que la
batalla contra el bloqueo económico, comercial y financiero que nos impone
Donald Trump se torna ardua, compleja y muy difícil, pero si cada centro de
trabajo y de prestación de servicio concentra sus energías en la ayuda mutua,
el triunfo no se hará esperar.
Por eso es que
aquí asumieron con presteza la solicitud del Combinado Lácteo Las Tunas, de
fabricar tres evaporadores de procedencia brasileña para poner al full el
sistema refrigerado de la leche y del yogur, inversión que transita por su
recta final y con la cual economiza al país miles de dólares, en momentos de
gran tensión de su economía.
De igual manera
respondieron frente a las solicitudes de servicios hechos por la Empresa
Eléctrica, la Pesca, Industria Alimenticia, Materiales de la Construcción y la
Empresa de Estructuras Metálicas (Metunas).
Lo bonito de ese
abarcador esfuerzo radica, en que toda esta vorágine de trabajo es ejecutada
con la utilización del 10 por ciento menos de la energía eléctrica que el
taller consumía antes de la actual contingencia energética.
Admirable resulta
observar, en plena faena, a veteranos como el mecánico A de equipos de diésel
Orestes Benítez Fernández, quien con 71 años de edad y a pesar de estar
jubilado, encabeza la nómina de los más destacados en la reparación de motores.
Observar, la constancia y agilidad del operador A
de máquinas herramientas (tornos) Ernesto Sánchez Téllez, considerado el alma
de la ANIR por la variedad, cantidad y efecto económico de soluciones por él
encontradas.
En fin, nos dio mucho gusto apreciar cómo cada
quien -desde su puesto- defiende, con apasionada entrega, lo que le toca del
gran empeño colectivo, consistente en cerrar el año con una producción total
valorada en más de seis millones de pesos, del que ya se ejecutó más de la
mitad y otros dos en moneda libremente convertible, por concepto de suplantar
importaciones.
De manera que este es uno de los tantos ejemplos
que abundan en el país del porqué Cuba -con escasos recursos y un bloqueo que
atenaza cada vez más a su economía- puede resistir la embestida imperialista y
avanzar.