jueves, 31 de marzo de 2016

FIDEL EN JOBABO Dos décadas de una histórica visita

En la vida de una comunidad ocurren acontecimientos que por su trascendencia y carga emotiva,  se convierten en referente histórico para las actuales y futuras generaciones de sus hijos. Este es el caso de  aquel contacto en vivo que sostuvo el pueblo del municipio de  Jobabo con el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, el 31 de marzo de 1996..
Y no podía  ser de otra manera, porque de los muchos momentos trascendentales vividos por sus habitantes durante los más de 100 años de existencia, ninguno de ellos hizo estremecer de tal manera  los corazones como este suceso, cuyo aniversario 20 fue rememorado en un  matutino especial, celebrado en la mañana de este jueves en el memorial del mártir revolucionario Rosendo Arteaga.
Al respecto y como parte de las actividades de homenaje que se desarrollan en la provincia al calor del cumpleaños 90 del Líder Histórico de la Revolución Cubana, 26  trae a colación pasajes  de aquella concentración a partir de la crónica que entonces publicó, porque como dice el refrán, recordar es volver a vivir, mientras que permitirá a los jóvenes que por aquella época no habían nacidos o apenas tenían meses,  hacerse una idea más exacta de la magnitud  de lo acontecido.

MEMORABLE ENCUENTRO

Tan pronto se supo de su presencia se formo el corre-corre. Israel sale a la calle y a viva voz  grita:“! Caballeros, Fidel, Fidel, vamos para la plaza (La Punta)!”. Raquel brinca de alegría, mientras el pequeño  Erlán echa a un lado los juguetes y sale disparado en busca de su mamá.
Al instante los fogones se apagan y la comida queda a medio hacer. Puertas y ventanas se cierran. Un silencio invade a la mayoría de los hogares del poblado. Hombres, mujeres, niños y ancianos se apresuran para llegar a la plaza.
Cada rincón del municipio se estremece por el impacto de la noticia. Piquetes de ciclistas parten raudos desde Sirven, El 12, El 9 y de otras zonas rurales cercanas al batey. Muchos se quejan porque el acontecimiento se supo a última hora y ya no hay tiempo para estar junto al Comandante.
El primer contacto con el Jefe tiene lugar en la sala de análisis del central. Allí recibe pormenorizada explicación sobre lo realizado por el “Perú” en esta zafra, las tareas de la recuperación cañera y la inminente partida del contingente Antonio Maceo hacia el “Argelia Libre, donde apoyará la recta final de la cosecha.
A Fidel se le ve contento, satisfecho por el espíritu de trabajo y de victoria de los jobabenses y el esfuerzo que realizan los tuneros para cumplir el plan de producción de azúcar.
Afuera de la sala de control lo espera una representación de obreros industriales, quienes dan vivas y corean consignas revolucionarias. Fidel lo saluda con un apretón de mano.
De allí a la plaza. La tarde dominical está cálida y el sol radiante. Una multitud lo recibe con vítores. El Comandante en Jefe responde con  las manos en alto a la entusiasta manifestación.
Este conmovedor encuentro rompe la barrera de la imaginación. Una viejita al verlo tan cerca, solo puede exclamar ¡mira a Fidel! Y, acto seguido, cae desmayada. Mientras, un anciano es traslado con urgencia al hospital municipal, por principio de infarto.
No hay espacio para más. Hasta en los árboles la gente está encaramada. Algunos calculan en 18 mil los presentes. Yo solo sé que jamás he visto concentración de tal magnitud en Jobabo.
En nombre de  sus compatriotas, Pedro Jiménez, primer secretario del Partido en el municipio, se dirige a los reunidos. Habla del presente, del futuro, de la decisión de los jobabenses de mantener en alto las banderas, tanto en la zafra como en los demás frentes. Fidel lo abraza y un cerrado aplauso sella el compromiso.
La emoción no cabe en los pechos de Gerónimo Fernández, José Camilo Pérez, Iván Espinosa, Alfredo Acosta Suárez y Manuel Licea, a quienes Fidel entrega el certificado Batalla de Palo Seco, por su meritoria labor en la campaña azucarera.
A  petición del público el Guía de la Revolución estampa su firma en la bandera y el certificado que pone  en manos de Pedro Jiménez y Juan Carlos Pérez, director del CAI, por el cumplimiento.
Después sube al podio. Sus palabras constituyen motivo de orgullo para un mejor trabajo integral. Acicate especial representa el reconocimiento e la bien elaborada estrategia para enfrentar la zafra en los colosos del norte, hasta su culminación victoriosa.
El mensaje esclarecedor llega a todos los tuneros, en tanto recibe numerosas muestras de júbilo, cariño y respeto de los trabajadores, estudiantes y pueblo en general, junto al apoyo resuelto a la Revolución y su obra.
Tras el vibrante discurso, una niña pide permiso y sube a la tribuna. Allí le da un beso al Comandante y le recita una poesía alegórica  a su legendaria figura. Fidel la abraza y le pregunta que si ella es la autora, a lo que responde negativamente. “¿Qué Grado tienes? Solo cuarto grado. ! Caramba, como tú sabes!”, dice el Comandante.
Lo ocurrido este domingo, 31 de marzo de 1996, pasa a la historia. Cada jobabense guarda en la memoria este,  su primer contacto directo con el padre de todos los cubanos patriotas.
“SI POR UN AGUJERITO PUDIERAN VER ESTE ACTO…”
Tan grandiosa, multitudinaria y combativa devino aquella jornada, que Fidel concluyó su discurso diciendo…” Si por un agujerito pudieran ver este acto aquí en Jobabo, óigame, son capaces de creer que el acto es Nueva York (RISAS Y EXCLAMACIONES DE ¡FIDEL, FIDEL, FIDEL). Podrían ver aquí la unidad, la fortaleza y la conciencia revolucionaria de nuestro pueblo. Terminarían cansándose, como terminarán cansándose alguna vez; lo que estamos seguros de que no nos cansaremos nunca somos nosotros, las presentes y futuras generaciones (APLAUSOS).
“En nombre de todo nuestro pueblo, y con orgullo, los saludamos a todos, los felicitamos y los abrazamos, hermanos de Jobabo…”
Lo que nadie allí se imaginó, ni siquiera el Comandante, era de que  aquel fervoroso discurso sería el último, hasta hoy,  que pronunciaría en Las Tunas.





No hay comentarios:

Publicar un comentario