La Agroindustria Azucarera tunera enfrenta un
período de grandes tensiones. La realización de inaplazables tareas, en los
momentos preferidos para vacacionar, ir a la playa y visitar la familia, exigen
de sus directivos organizar de manera tal los recursos humanos, que mientras
unos descansan, otros permanezcan en sus puestos.
Pocas
veces en el descursar del año, ellos y los trabajadores bajo su mando tienen la
oportunidad de probarse a sí mismo como en los meses de julio y agosto. Son
días en los que la disciplina y la capacidad de simultanear las actividades se
ponen apruebas en cada cooperativa,
granja y unidades empresariales de base de atención a productores agropecuarios
y centrales azucareros.
Adecuar el disfrute veraniego a las
necesidades y urgencias de cada lugar, es garantía para que las cañas reciban
todos los beneficios en una etapa en que se define su desarrollo y crecimiento
y no se detengan las reparaciones de los centrales y de equipos agrícolas, la
preparación de tierra y la siembra.
Como se aprecia, los intereses actuales son
varios y puntuales, más hoy quiero hacer énfasis sobre la limpia integral, no
solo porque el programa para julio se acerca a las 49 mil hectáreas y se
precisa de un ritmo diario superior a las 700 para cumplirlo, sino por las severas afectaciones que ocasionan los enyerbamientos a la
producción cañera.
Posiblemente en algunas unidades
productoras no se tenga plena
conciencia de la magnitud del problema,
y de ser así, permítanme citar estudios realizados por especialistas, para ilustrar
mejor la importancia del desyerbe a tiempo.
Los resultados de un buen número de
experiencias hechas en cuba y fuera de sus fronteras sobre las pérdidas que
causan las malezas que conviven con la caña, muestran que los perjuicios a las
plantas van más allá del 37 por ciento de reducción del rendimiento
agrícola, cuando no se contrala la hierba durante el período crítico de
competencia –hasta 120 días posteriores
al corte o de la siembra-.
Otros muestreos realizados determinaron que por cada 15 días de afectación, se pierde una tonelada de
azúcar por hectárea. Si la lucha por los nutrientes se prolonga por 30
jornadas, entonces la merma ascenderá a dos toneladas, y, así sucesivamente.
Se puede afirmar, entonces, que la hierba es
la peor plaga que ataca a la caña.
Ninguna otra ha llegado a ocasionar pérdidas tan elevadas como las que provocan
los enyerbamientos, enfermedad que puede atacar todos los meses.
No es menos cierto que controlar la maleza
tiene su costo, pero más caro resulta no combatirla. El dinero invertido en la
limpia, uno de los beneficios que más agradece la caña, es el que mejor se
paga.
Hoy en día, las unidades con
mejores resultados en la producción cañera en la provincia se
caracterizan, precisamente, por tener sus áreas libre de hierba o con
enyerbamiento ligero durante poco tiempo. Colombia y Majibacoa deben beber en
la fuente de esa experiencia, pues son los territorios con mayores atrasos en
la ejecución de la tarea.
La moraleja de estos razonamientos consiste
en que mientras quede un campo de caña a merced de este peligrosa y perjudicial
plaga, nadie puede permanecer indiferente, mucho menos irse de vacaciones si
antes dejar un respaldo de fuerza de trabajo que garantice la continuidad
diaria de la limpia integral en julio y
agosto, pues las hierbas no descansan ni duermen.
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