domingo, 5 de julio de 2015

¡Cómo ahorrar el dinero!


Para la mayoría de las familias tuneras el recibo de la luz se ha convertido en una preocupación constante. Y no es para menos porque ella guarda relación directa con la economía del hogar.
Mientras más electricidad se consuma, mayor es la cantidad  dinero a extraer de los bolsillos, y para nadie es un secreto lo escaso que este está y lo mucho que debe sudarse la chaqueta para ganarlo honradamente.
Llamó la atención al respecto porque julio y agosto constituye un período en el que históricamente aumenta tanto la demanda como el consumo de electricidad, situación que  nos obliga hacer un uso óptimo de este servicio, en virtud de  ahorrar todo lo que se pueda y evitar  mayores afectaciones monetarias.
Por lo tanto, es el momento de saber  cómo podemos reducir al máximo el gasto de electricidad y su importe monetario, y para ello, te ofrecemos los siguientes consejos.
Lo primero que debes hacer es leer diariamente el metro contador, lo cual es muy  sencillo, como a continuación veremos: escoge la hora del día que mejor te convengas, ve al medidor, desecha los números que están en rojo y  los restantes anótalos en una libreta. Al siguiente día, a la misma hora, repite la operación y entonces resta el consumo anterior con el actual y así  sabrás si te excede o no en el uso de la electricidad.
Si guardas el recibo del mes anterior y estás presente en el momento que el representante de la Empresa Eléctrica procede a leer el  metro contador, acompáñalo, anota los números y  compara el gasto precedente con el vigente y  conocerás si te sobregírate o no en el consumo del mes. En caso de reclamación, estos controles te  pueden ser de gran utilidad.
Luego de este paso,  las familias deberán echar mano a cuantas alternativas puedan en aras de la racionalidad.  Estas pueden ser: apagar planchas, tenazas para el cabello, parrillas, ollas eléctricas y calentadores poco antes de terminar de usarlos para aprovechar el calor acumulado.
También la limpieza y eliminación de residuos de alimentos en microondas y tostadoras disminuyen el gasto de energía, por lo cual mantenerlos limpios resulta indispensable.
Debes saber que mientras más veces se abra el refrigerador para tomar algún producto o agua, mayor será la cantidad de electricidad que necesitarás en aras de mantener el frío en su interior, por lo cual se prudente reducir estas operaciones.
En cada hogar se impone alcanzar una adecuada planificación con vistas a que se planche la mayor cantidad posible de ropa en cada sesión, pues se desaprovecha electricidad cuando se utiliza en pocas prendas.
Es necesario también chequear sistemáticamente las posibles fugas de aire en los locales climatizados, apagar las luces innecesarias y los aparatos electrodomésticos, como televisores y computadoras cuando no se estén utilizando. Si los dejas conectados a la corriente puedes llegar a gastar mucho dinero al año.
Resulta conveniente, además, usar ventiladores en lugar de equipos de aire acondicionados, pues estos necesitan tres veces más energía por grado para enfriar una habitación; no precalentar el horno eléctrico,  ubicar los equipos de enfriamiento en lugares frescos y separados  de las paredes, entre otras acciones.
Ahorrar electricidad es consumirla con racionalidad, sin banalidades ni despilfarros todo el año, pero de manera especial durante el verano, período en el que se incrementa el consumo debido a las altas temperaturas, la permanencia de un mayor número de personas en el hogar y el uso de ventiladores, televisores, aires acondicionados y refrigeradores.
Ahorrarla no significa renunciar a recrearse y estar informados a través de la radio y la televisión, escuchar música, iluminarnos, planchar la ropa o refrigerar los alimentos. No significa tampoco disminuir la iluminación hasta el punto en que necesitemos usar espejuelos, ni que carguemos agua para no consumir electricidad.
En resumen, debemos usar la electricidad consciente y responsablemente, siempre  pensando en que su ahorro nos permite economizar dinero, que luego podemos destinar a cubrir otras necesidades de la familia.




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