sábado, 19 de noviembre de 2016

Un sí por el ahorro

Al escuchar el pataleo que formó el amigo Luis cuando vio en el recibo de la corriente la cantidad de dinero por pagar, le pregunté, ¿por casualidad tú conoces las vías mediantes las cuales puedes disminuir el consumo y hacer asequible al bolsillo su costo?
“Claro que sí, compadre; apagando las luces innecesarias. Y en eso, todos en la casa contribuyen”, respondió, con cierta irritación, pues según su parecer,  el exceso obedece a desperfectos en el metro contador o a errores en su lectura.
-Tal vez tengas razón, pero antes de formular cualquier queja debes buscar en la casa  otras posibles fugas de la corriente-, le sugerí.
Lo cierto es que esa falta de visión integral acerca del conjunto de las medidas de ahorro existentes y la reciente entrada en vigor del horario normal, en momentos en que la economía nacional enfrenta limitaciones de recursos y una reducción de los portadores energéticos, en virtud de afectar lo menos posible los servicios a la población, me animaron a escribir este comentario, enfocado al uso eficiente de la electricidad, sobre todo en la zona residencial.
Sobre el reemplazo del horario de verano, cabe aclarar que no es un capricho del Estado Cubano, es una práctica internacional que asumen  muchos países, con el propósito de  optimizar el aprovechamiento de la luz solar y el consiguiente ahorro de energía.
Durante los meses de inviernos las noches cubanas son más largas  y la claridad del día dura menos, por lo que el uso de la iluminación artificial tiende a aumentar y  también la generación de electricidad para poder satisfacer la demanda de los clientes, entre las cinco de la tarde y las nueve de la noche,  espacio conocido como el Pico Eléctrico.
Tal realidad obliga a buscar alternativas para reducir la carga de consumo y la alta demanda en ese intervalo de tiempo, mediante el empleo racional y eficiente del costoso recurso, propósito que se hace más apremiante en el sector residencial por ser el que utiliza la mayor cantidad –alrededor del 50 por ciento- del total de la energía que distribuye la provincia.
De ahí, que sea el segmento con mayor potencial de reserva de ahorro en el territorio, pues el sector estatal tiene un plan bien ajustado y resulta sumamente difícil que pueda sobregirarse en el gasto de la energía prevista, circunstancia  que no exime a sus componentes  de velar por el acomodo de carga y de aplicar las medidas instituidas.
Teniendo en cuenta que en la parte privada se hace más complejo y difícil  evitar el exceso del consumo, por cuanto el ahorro depende de la voluntad de cada integrante del núcleo familiar, me permito, en aras de contribuir al empeño, exponer algunas recomendaciones especializadas  de gran utilidad en los quehaceres del hogar..
Así pues, deben usarse, lo menos posibles,  los equipos en el horario  pico, de cinco a nueve de la noche, emplear vasijas con fondos planos para aprovechar mejor el calor de la hornilla, apagar la cocina cinco minutos antes de llegar a la cocción total, momento en el que es preferible situar suplementos de barros que guardan mayor temperatura elevada.
No planchar ni conectar turbinas en el espacio antes mencionado, Evadir  la utilización de varios equipos a la vez  de un mismo tomacorriente,  preparar los alimentos antes de encender los aparatos, usar la cantidad imprescindible de líquido para cocinar, así disminuye el tiempo de cocción, y evite calentar agua o cocinar otros alimentos en la olla arrocera, pues  reduce su vida útil, entre otras acciones, dirigidas al aprovechamiento óptimo de la electricidad en la vivienda. 
Cuando en el ámbito doméstico se logre ese objetivo, situaciones como la sufrida por Luis  darán paso al ahorro de electricidad y de dinero, que las familias podrán destinar a cubrir otras necesidades del hogar.
Lo mismo sucedería a escala del país, pues lo que se obtenga por concepto  de la eficiencia energética, se revertirá  en beneficios para todos los cubanos, ya que pueden asignarse recursos financieros hacia otros sectores de la economía nacional con gran impacto social, como la construcción de viviendas, razones más que convincentes para que los tuneros digamos UN SÍ POR EL AHORRO.


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