jueves, 9 de noviembre de 2017

Rigoberto y su desvelo por los cultivos

La buena imagen que presenta el programa del tabaco en el tunero municipio de Jesús Menéndez, obedece, entre otras razones, a resultados como los que obtiene el productor Rigoberto Labrada Marrero.
Allá, en la comunidad de Salgacero, se revela como uno de los labriegos más aguerridos y eficaces de la provincia, al obtener  resultados  en la producción de la aromática hoja y de cultivos varios  que acrecientan su prestigio y lo hacen merecedor del reconocimiento de la sociedad.
“Generalmente obtengo buenos resultados en la producción y también en lo económico. El año pasado, por solo citar un ejemplo, de 44 quintales de tabaco entregué 70. Imagínese lo contento que me puse al ver en mi bolsillo aquella bola de dinero, cercano a los 90 mil pesos”, dice, sin ocultar una leve sonrisa de satisfacción.
De mediana estatura, carácter afable y respetuoso, este campesino ha podido hacer fortuna, gracias a la tierra que el Estado le entregó en usufructo mediante el Decreto Ley 259, en áreas que hoy ocupa la cooperativa de créditos y servicios Antonio Relegado, a la cual pertenece.
Rigoberto da empleo a ocho trabajadores, incluyendo a uno de sus hijos, quienes bajo su conducción, han hecho progresar la finca hasta tal punto, que   pudiera ser declarada como un sitio de referencia para los agricultores del norteño municipio, y por qué no, de más allá de sus fronteras.
Y no solo en el tabaco, sino también en los cultivos varios, frente en el que también ha incursionado con éxito mediante la certera estrategia de rotar la tierra con otros plantíos.
Es así como ante los desbarajustes ocasionados por el huracán Irma a la agricultura de la zona, su respuesta a la urgencia de acelerar la siembra de cultivos de siclo cortos, no se hizo esperar. De ello dan fe las 14 hectáreas plantadas de boniato, dos de maíz, una de calabaza y la recuperación de 26 de plátano burro, varias de las cuales ya en producción.
Sostiene como bandera que mientras a la finca haya que hacerle algo no se le puede dejar sola ni un solo día, ya sean sábados o domingos, porque las yerbas no descansan ni van a fiestas.
Manifiesta ser un fiel defensor de la diversificación y de la siembra escalonada, porque siempre “tengo algo que cosechar y aportar a la mesa de las familias de mi pueblo”, señala.
Campesino con  los pies bien plantaos en el surco, casado y con tres hijos, Rigoberto Labrada Marrero bendice el día en que tomó la decisión de elegir a la tierra como empleo. “Es verdad  que es muy exigente y te hace sudar la gota gorda, pero una vez que la domina y la pones a parir, la satisfacción y el bienestar son inmensos”, dice a modo de despedida quien goza de una elevada reputación, del cariño y la admiración de todos los que lo rodean.


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