La preparación de tierra y la siembra son dos
tareas hermanas, pues la segunda depende de la primera y buena parte de su
éxito, descansa en el trabajo de los
operadores de la maquinaria y en la
calidad del alistamiento de los suelos.
Consecuentes con ese papel de vanguardia, los
integrantes de los 16 pelotones de equipos que intervienen en la tarea apresuran
la marcha, con el objetivo de terminar en agosto la roturación de las 10
mil 690 hectáreas de tierra que
conforman el plan de siembra del segundo semestre.
Lo anterior exige de un ritmo provincial
cercano a las 90 hectáreas por jornada,
propósito nada fácil pero factible de materializar si las unidades empresariales de base (UEB) de atención
a productores agropecuarios organizan bien la faena, usan eficientemente los
recursos y brillan en la atención de sus
trabajadores.
Incluso la UEB Amancio Rodríguez también puede distinguirse, aun cuando el
déficit de equipos para el laboreo en
áreas liberadas de marabú, se convierte en una limitante cuya solución no está
a su alcance.
No menos tensa se presenta la situación de la
surca, pues suman más de ocho mil las hectáreas por recibir ese beneficio. Aun
así, la provincia espera, igualmente, la mejor de la respuesta del personal de
la maquinaria en el alistamiento de esa superficie.
Todo este movimiento de impulso a la preparación de tierra y a la siembra –ya
hay plantadas más de 400 hectáreas-
persigue como objetivo final, tomar
desquite del revés sufrido en el primer
semestre, mediante el cumplimiento del plan de invierno o del segundo semestre, con lo cual los
trabajadores azucareros también materializarían el compromiso anual de las 19
mil 200 hectáreas.
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