Un día dije y lo ratifico hoy, que la columna vertebral de la zafra lo es, sin
discusión alguna, la caña. Si esta falla, si se desploman los estimados, entonces
la posibilidad de cumplir el plan de azúcar se torna poca alentadora.
Ante esa situación real de peligro, lo
básico, lo más apremiante, para los azucareros tuneros, radica en acentuar la
atención sobre aquellos aspectos que tienen que ver con la eficiencia
agroindustrial.
Se trata de compensar por esa vía el déficit
de materia prima que ya se ve venir, como consecuencia fundamental de la
sequía, en áreas abastecedoras de los centrales Amancio Rodríguez, Colombia,
Majibacoa y el norte del municipio de Jesús Menéndez.
Aunque se considera
prematuro para conocer a ciencia cierta en que magnitud el mal tiempo impactará
ese cultivo, los especialistas
ya dan por seguro que habrá una afectación sobre el estimado de la
caña molible, el cual será mayor o menor, en dependencia del dinamismo que se
le imprima al corte, alza, tiro y molida de la caña.
En tal sentido, se debe estar alerta con los números,
porque están reflejando una situación
menos tensa de la que se describe, cuando en realidad, día tras día la caña
está perdiendo peso y cada vez se malogra más, como resultado de la prolongada
ausencia de precipitaciones.
Frente a esa situación de
peligro, Las Tunas está obligada a incrementar
los niveles de corte y molida de la caña, aprovechar de manera óptima el
potencial azucarero contenido en los jugos y lograr valores en el rendimiento
industrial acorde o por encima de lo previsto.
Sobre ese último indicador,
cabe precisar que todos los centrales, con excepción del “Majibacoa”, le deben
al plan, razón por la cual han tenido que moler más caña para producir la cantidad de azúcar que
actualmente reportan.
De ahí que en situaciones de
amenaza para la caña como la actual, el
tema de la eficiencia agroindustrial cobra mayor relevancia y se convierte, de
hecho, en el elemento básico, digamos que determinante, en el empeño tunero por
cumplir el plan de azúcar de la presente campaña, el cual ya rebasó el 50 por ciento.
Pero no son esas las únicas
vías que los azucareros tienen para mitigar los efectos de tal adversidad. Durante
la cosecha, existen otros elementos que conspiran contra los estimados, y que
de igual forma requieren de especial atención. Hablo de las cañas que dejan las
combinadas y no se recogen, de las que los medios de transportación abandonan
en las vías por exceso de carga -los
llamados colmos- y de las que se pierden por las candelas.
Por Tanto, hay que ser más
exigente y poner fuerzas y recursos en función de recuperar hasta el último
canuto para disminuir, por esa vía, las llamadas pérdidas en la cosecha, así
como las materias extrañas que entran a la fábrica.
Para Las Tunas, el impacto
negativo de los persistentes y significativos eventos de sequía de corto y
largo período acaecidos durante las últimas décadas, además de constituir un
importante obstáculo en los esfuerzos por salir adelante en la producción
cañero-azucarera, también han enseñado que es posible trazar estrategias y medidas para luchar contra los
mismos.
De modo que, si grande es el desafío que representa el cerco que la sequía tiende a las plantaciones cañeras, con un fogueo que le chupa el jugo y acelera el proceso de secado del tallo, mayor resulta la voluntad y el deseo de los tuneros de cumplir el plan.
De modo que, si grande es el desafío que representa el cerco que la sequía tiende a las plantaciones cañeras, con un fogueo que le chupa el jugo y acelera el proceso de secado del tallo, mayor resulta la voluntad y el deseo de los tuneros de cumplir el plan.
De ahí la
seguridad de que adoptarán las medidas necesarias y trabajaran mancomunadamente
en las direcciones antes descritas para sacarle
mejor provecho productivo a cada una de las jornadas que restan, hasta
cumplir el plan de azúcar.
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