domingo, 5 de marzo de 2017

Espacio para el protagonismo y las soluciones

Cuando en octubre del 2012 tomó cuerpo el diseño  del proyecto comunitario  concebido a partir de la quinta esencia del concepto de Revolución  “…emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos…”  expuesto por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz,  nació en Las Tunas un sistema de trabajo integrado que marcó una nueva etapa de desarrollo y consolidación  de las estructuras de dirección del Gobierno en la base y de las comunidades en sí mismas.
Un modelo de gestión que a la vuelta de poco tiempo revolucionó por completo el cometido  de los presidentes y delegados de los consejos populares y de las circunscripciones, a la vez que sacudió el polvo de la inercia a poblados y bateyes.
A más de tres años de la puesta en práctica de la vivificante experiencia, me parece razonable aprovechar este espacio para compartir con usted, amigo lector, vivencias  y criterios que alimentan el optimismo del barrio. Por eso no me voy a  detener en consideraciones sobre  sus principios fundacionales porque de ello bastante se ha dicho y escrito. Solo diré, al respecto, que sus gestores tuvieron en cuenta experiencias de proyectos anteriores, las indicaciones del Comité Central del Partido, tesis y  diplomados, investigaciones hechas por casas de altos estudios y las dificultades que  torpedeaban  el quehacer del delegado y su grupo de trabajo.
PASO A PASO, CUESTA ARRIBA
Poco a poco pero de una manera sistemática los dirigentes del Gobierno en los asentamientos han ido escalando peldaños en su preparación, lo que les ha permitido  desterrar  de su quehacer la vieja práctica de recepcionar los planteamientos y preocupaciones y automáticamente elevarlos al municipio, sin  ni siquiera pensar en posibles alternativas de soluciones internas, proceder
que  mantuvo  maniatadas las potencialidades endógenas del barrio hasta que fueron destrabadas por el Trabajo Comunitario Integrado por Nosotros Mismos.
 “Ahora, lo primero que hace el delegado es depurar cuántas de las inquietudes son  de su competencia y del grupo de trabajo comunitario. Las restantes las remite a la Asamblea Municipal, al Consejo de la Administración  y a las entidades administrativas que correspondan para que les den respuestas.  De manera que estos eventos agilizan todo ese proceso, dinámica  que el pueblo agradece porque los niveles de soluciones se han multiplicado con su puesta en marcha”, explica Juan Carlos Hernández González, secretario de la Asamblea provincial.
A partir de su  surgimiento, además, se ha enaltecido el papel protagónico del Grupo de Trabajo Comunitario y se analiza la problemática del barrio  desde una perspectiva más profunda y abarcadora. En el intercambio de los dirigentes con los pobladores, por ejemplo, no solo salen a relucir problemas de índole material y administrativo, sino también cuestiones que afectan el funcionamiento del barrio, como el alcoholismo, conductas inapropiadas y las indisciplinas sociales, complejidades que se enfrenta mediante acciones que involucran a todo el personal dirigente y a las familias.
“Eso es posible –argumenta Lilian González Rodríguez,  presidenta de la Asamblea Provincial del Poder Popular, porque el TCI es en sí mismo un método que canaliza, estimula y fomenta la participación ciudadana en los procesos del ejercicio y control del poder público, el desarrollo local y comunitario, potencia las tradiciones, las costumbres, la cultura y la historia de la localidad.
“Consolida el accionar   de los vecinos al propiciar actuaciones que permiten la identificación, solución y control de los problemas que de formas cotidiana afectan la calidad de vida”.
Un elemento a destacar, por su alcance y repercusión, es el  aportes que  hacen las fórmulas productivas y otras entidades, enclavadas en el radio de acción de las comunidades, en la solución de los problemas de viviendas, reparación de consultorios, de caminos y terraplenes, en la reactivación de parques infantiles, de salideros de agua, entre otras acciones,  apoyo que no existía  antes de iniciarse los  chequeos  del Trabajo Integrado.
Aunque suman  por cantidad los logros  atribuidos a esta enriquecida forma de gestión,  sus  mayores impactos pueden resumirse en haber demostrado que las circunscripciones poseen potencialidades para generar cambios en su entorno, enaltece el liderazgo del delegado, crea un espacio para el dialogo directo con cuadros del Partido, del Gobierno y de otras estructuras de la provincia y el municipio, logra una mayor vinculación de los dirigentes con la población, socializa experiencias para el autodesarrollo del barrio, implementa objetivos de la Conferencia del Partido y amplifica métodos de orientación  del Partido para el control y evaluación desde la circunscripción  hasta la Asamblea Provincial.
Por su puesto que no todo es villas y castillas. El propio Juan Carlos hizo referencia a imperfecciones sobre las cuales  se acciona para resolverlas, como, por ejemplo, la necesidad de que en algunos lugares los vecinos participen más activamente en los espacios del TCI.
LA ESENCIA
De cualquier manera los detalles por limar no opacan lo bueno de un sistema enfocado en el progreso comunitario y del cual  Ariel Santana Santiesteban, miembro del Comité Central y primer secretario del Partido en la provincia, hizo las siguientes reflexiones.
“La esencia del  Trabajo Comunitario Integrado  por  Nosotros Mismos radica en que  logra la integración de todos los factores del barrio en la búsqueda de las soluciones. Con el esfuerzo del delegado, de su grupo de trabajo y de las familias  se les ha dado respuesta a muchas de las preocupaciones de las personas. Considero que  el máximo representante del Gobierno en la base ha ganado en  liderazgo y  esta mejor preparado para desempeñar sus funciones.
“Hoy  usted conversa con cualquier delegado y le puede decir, con lujo de detalles, la situación del fondo habitacional, cuantos casos críticos tienen, cuál es la situación epidemiológica y así sucesivamente. Un dominio cabal de la situación concreta de su comunidad.
“Estos encuentros también nos han servido de mucho a nosotros los dirigentes, porque al acercarnos con mayor frecuencia a la base, intercambiar más a menudo y directamente con la población, conocer sus preocupaciones, inquietudes y saber como piensa, nos ayuda a perfeccionar nuestro trabajo.
“Aprecio que el pueblo tunero posee una cultura política superior  y mayor confianza y seguridad en que sus planteamientos se tiene en cuenta y  figuran en la agenda que semanalmente chequeamos para saber por donde anda su cumplimiento”.
 Santana Santiesteban definió de estratégicas las 14 tareas que contempla el Trabajo Comunitario Integrado, “por cuanto –expresó- se enmarcan en  prioridades del país,  como la producción de alimento y en lo que concierne  la labor político ideológica hombre a hombre, casa a casa, todo en función de defender la obra de la Revolución en los diferentes escenarios y  seguir avanzando  en el reordenamiento de la economía, a partir de la responsabilidad individual de cada una de las estructuras que están masificadas en las comunidades”.
EL FIN PRIMERO DEL TCI
Si se quiere tener una idea exacta del gran movimiento de masas, del entusiasmo, de la unidad y del cambio de mentalidad  que genera entre la población el TCI, es preciso visitar a la comunidad y escuchar el sentir de su gente.
Oír opiniones como la de Kenia Machado López, presidenta del Consejo Popular número tres Argentina Norte y a la vez delegada de la circunscripción 79 de El 12, Jobabo, quien atestigua  que  hacia muchísimo tiempo, años, que en su terruño no sucedía  un acontecimiento político-cultural que haya activado a casi todo el potencial humano del barrio, como el evento por nosotros mismos.
 “Me siento sumamente satisfecha por este despertar y el absoluto y  abarcador apoyo recibido de mis vecinos. Aquí cada familia, casa, delegación de la FMC, CDR, organismo político, la Asociación de Combatientes de la Revolución, los jóvenes, pioneros, el Médico y la Enfermera de la Familia, maestros, instructores de arte, combatientes del MININT, los trabajadores de diferentes instituciones y de la UBPC Pecuaria Primero de Enero… en fin todo el batey, puso su granito de arena para dar este salto en la transformación de la localidad  y en la calidad de vida”, dice  visiblemente emocionada.
Otro ejemplo del nivel de concientización alcanzado por la población al calor de los TCI,  lo encontramos en la persona de  Delvis Morales, elector de la circunscripción  30 Sirven, quien,  al referirse a la apatía de algunos vecinos, aclaró  que “la comunidad no es patrimonio del delegado ni de nadie en particular, es de todos y cómo en la unión está la fuerza, la participación de la colectividad es fundamental para que sigamos avanzando”.
De vivencias, criterios y opiniones como las mencionadas están cuajados estos eventos, por lo que sería imposible reflejarlos todos de un tirón. Sin embargo,  quisiera compartir con ustedes fragmentos del informe presentado por Enrique Suáres Suárez, presidente del Consejo Popular número 10 y  a la vez delegado de la circunscripción  54 Boca del Oro, porque  deviene fiel exponente del grado de preparación  por ellos alcanzado.
“La vorágine de trabajo y las preocupaciones cotidianas nos hacen olvidar cuánto ha hecho la Revolución por  mejorar la vida de los campesinos.
Antes del 59 lo que teníamos se puede resumir en una palabra: Nada. Hoy esta comunidad, alejada de la cabecera del municipio, tiene el orgullo de que el ciento por ciento de los niños y jóvenes en edad escolar  asista de forma gratuita a la escuela, la cual tiene su plantilla cubierta.
Hijos de esta comunidad se  han formado como médicos que cumplieron misión internacionalista,  tenemos más graduados universitarios y técnicos medios que todos los que existían en el municipio de Jobabo antes del 1959: Jóvenes de  aquí estudian hoy en las Universidades de Ciencias Informáticas (UCI) y Médica de Las Tunas, en la escuela superior militar Comandante  Arides Estévez Sánchez.
“De aquí, el otrora barrio pobre y olvidado en la época del capitalismo, también son hijos dos periodistas, un militar de alta graduación y  el primer presidente de la ANAP en lo que fue el municipio de Mejías. Antes la asistencia médica era cero, hoy lo que tenernos en cero es la mortalidad infantil y materna, gracias, en primer lugar, a la gestión de la Doctora y la Enfermera de la Familia y de todo el Sistema de Salud Publica cubano y a que todos los niños reciben  leche entregada por usufructuarios de la  comunidad.
Ya suman 68 las familias con televisores, 33 con refrigeradores; contamos con dos teléfonos y otros servicios que antes parecían  una utopía.
Hoy, cuando algunos equivocados nos invitan a olvidar la historia, quiero recordar, además, a aquellos tres jóvenes del barrio que  se alzaron y combatieron contra la tiranía de Batista: Jesús Soto Cutiño (Chiquitín) Elicerio Cutiño (Jabao) y Marcelino Vera. Como lo hicieron ellos, esta es la Revolución que debemos defender siempre…”.
Reflexiones como esa  enorgullecen  a los inquilinos de las comunidades, elevan la autoestima, el sentido de pertenecía,  estimula la participación en la tareas y su  resistencia frentes a las adversidades.

Insatisfacciones y  preocupaciones, por supuesto que las hay en cada uno de los barrios tuneros,  y es justo que así sea, porque en cuestiones del mejoramiento humano y de la calidad de vida, siempre se puede hacer más, y ese es, precisamente, el fin primero que busca el Trabajo Comunitario Integrado Por Nosotros Mismos.

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