martes, 20 de junio de 2017

Los sinsabores del azúcar

Cuando en la zafra 2014-2015 la provincia puso de pie al país y los tuneros festejaron el sonado cumplimiento del plan de producción de azúcar con fiestas populares en todos los municipios,  hasta los más escépticos  pensaron que, a partir de ese momento, vendrían  nuevos y relevantes triunfos para el sector que aquí dicta el curso de la economía.
Quienes entonces así proyectaron el futuro, partieron del criterio de haberse llegado a la meta con los mejores resultados de la última década y el territorio situado entre los cuatro más productivos de Cuba, al totalizar nada menos que 203 mil 140 toneladas de azúcar, cifra no lograda desde el 2004.
Supusieron, además, que al fin Las Tunas había aprendido la lección de cuatro reveces consecutivos y que tan impecable gestión era fruto no solo del buen comportamiento del clima, sino de una agroindustria mejor preparada y más sólida, tanto en su equipamiento tecnológico como en su capital humano.
Pero en sus cavilaciones lo que nadie se imaginó, ni de manera remota, pienso yo, fue que inmediatamente después de aquella brillante demostración de productividad,  la Empresa Azucarera  disparara sendos incumplimientos  del plan de producción de azúcar, retroceso que  ha ensombrecido, de manera ostensible, su imagen ante el país y frente a los tuneros.
¿Hasta cuándo sonarán los tambores de los malos resultados en el azúcar? Es la pregunta que flota en el ambiente, en momentos que los preparativos de la próxima zafra comenzaron por el frente que más incidencia negativa tuvo en el desenlace ulterior de las dos últimas cosechas: las reparaciones de equipos agroindustriales.
Lo primero que debe señalarse es que a través de los años y hasta hoy, Las Tunas no ha podido quitarse de encima el San Benito de atrasar el comienzo de la molienda por incumplir el plazo del alistamiento de la agroindustria. En la zafra anterior y en la recién concluida, esa situación aparece entre las causas principales del incumplimiento de los planes de producción de azúcar.
Al hurgar en los orígenes que condujeron a los centrales Antonio Guiteras, Colombia y Amancio Rodríguez  comenzar las operaciones con varios días de  atrasos, los especialistas ubicaron, como pieza clave del asunto, problemas con la organización de la fuerza de trabajo y la prolongación más allá del período establecido del  proceso de limpieza, desarme y conservación de la maquinaria y de su posterior reparación.
Es una piedra atravesada en el camino contra la cual se viene tropezando desde hace algún tiempo, y está por ver si en esta oportunidad los trabajadores de los ingenios, más arriba señalados, podrán desalojar de la vía ese potente obstáculo, contra el cual se han hecho añicos todo intento de efectuar el ejerció de zafra y las prueba general, antes de poner en marcha sus plantas moledoras.
Por la manera franca y abierta  que el asunto fue debatido durante el balance final de zafra y atendiendo a las acciones que ya se encaminan, en función de agilizar la transportación de recursos y trabajar las horas necesarias, tanto en la realización de la Norma Técnica 52 como en la etapa de reparaciones, pienso que este capitulo dejará de ser una asignatura pendiente a la hora de declarar listas a las fábricas de cara al periodo 2017-2018.
Eso sí, para que el empeño fructifique, es menester seguir paso a paso, día tras día y mes por mes la marcha de los preparativos, en virtud de encarar a tiempo cualquier desliz y con ello evitar los corre-corre de último momento, que lejos de beneficiar,  dañan la calidad del trabajo, como ya ocurrió.
Además, creo que por pudor  y principio, los trabajadores, técnicos, especialistas y cuadros del sector no vuelvan a pararse frente a la máxima dirección del Partido y del Gobierno en la provincia, para reconocer, al final de la jornada que ahora comienza, los mismos problemas que a lo largo de estos años han enfrentado sin éxito alguno.

Solo queda esperar para ver si por fin, las unidades productoras y los centrales encuentran la fórmula, que les permita convertir en realidad un sueño acariciado por años; arrancar en tiempo y con efectividad la zafra 2017-2018. 

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