jueves, 1 de diciembre de 2016

El abrazo que Pedro congeló en el tiempo

Si el 31 de marzo de 1996 quedó registrado en la historia de Jobabo como uno de los  días más gloriosos acaecido en ese municipio, Para Pedro Jiménez Espinosa, entonces primer secretario del Partido en ese territorio,  fue el momento más intenso y feliz  de toda su existencia.
“Figúrate tú Fidel en persona y yo ahí, a su lado todo el tiempo, respondiéndole cada pregunta. Fue tanta la emoción que yo andaba como hipnotizado y, en ocasiones, ni oía lo que me preguntaba.
“Su figura legendaria impresiona nada más de verlo, no solo por su estatura, sino por su cualidades humanas y los profundos sentimientos de amor hacia los humildes”.
“En la plaza el Comandante quedó gratamente impresionado por la magnitud de la concentración. Pregunta por la cantidad de  habitantes que viven en la zona urbana; “17 mil Comandante; -¿cuántos están en la plaza-; “No sé Comandante. Nosotros aquí hemos celebrados muchos actos, pero como esta concentración, jamás. Era tanta la cantidad de personas que casi no podían aplaudir.
Al finalizar la entrega de certificados a los mejores macheteros y de la bandera por el cumplimiento del plan de producción, Fidel, visiblemente emocionado,  me abrazó y yo pensé demostrarle mi aprecio apretándolo fuerte, pero me contuve por temor a lastimarlo.
“Luego del acto, en un aparte con el entonces primer secretario del Partido en la provincia Misael Enamorado en el que yo estuve presente, Fidel impartió la orientación de acometer acciones para mejorar el estado de las viviendas más humildes, a partir de lo cual surgió en Las Tunas  un Movimiento Popular que se convertiría, más tarde, en referente para el resto del país.
“Revelo este detalle para que se comprenda el perenne desvedo del Comandante en Jefe por el mejoramiento de las condiciones de vida de los cubanos.
“Siempre he sido fidelista, porque así me educaron. Mi padre me decía cuando Fidel diga algo y tú no lo entiendas, haz lo que diga Fidel. Después de este contacto físico con el Jefe de la Revolución Cubana, ya puedo morir tranquilo porque hice realidad el sueño más caro de vi vida: abrazar a Fidel.
“Tras su partida física, mantendremos en alto las banderas por la que él dedico toda su vida.


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