Por
estos días en los que la demanda de consumo pone en serio apuros a las unidades
generadoras de electricidad, es cuando más el país necesita de los tuneros un uso más eficiente y racional de tan vital
servicio.
Se
trata de alejar, con el esfuerzo de los clientes de los sectores residenciales
y estatales, la sombra de los apagones que pende sobre los hogares, centros de trabajo y
unidades de prestación de servicios entre
las 5:00 de la tarde y 9: 00 de la noche, desde que comenzó a regir en
el territorio nacional el horario normal o de invierno, como también se le
denomina.
Quizás
la palabra apagón suene muy dura al oído de quienes vivieron aquella espantosa
etapa en la que la provincia permanecía sin electricidad buena parte del día y
de la noche, y que ahora se regocijan
por la solidez y confianza alcanzada por el Sistema Electroenergético Nacional
(SEN) a partir de la Revolución Energética, cuyas acciones se tradujeron en bienestar y calidad de vida para la
población.
Ante
semejante progreso no deja de ser una realidad que cualquier interrupción en el
suministro de electricidad, por pequeño que sea, causa incomodidad en las
familias, máxime si estos ocurren a la hora de conectar los equipos de cocción
a la corriente.
En
tales circunstancias el Estado acomete acciones, como el desplazamiento de los
procesos productivos del horario de mayor demanda (de 5; 00 pm a 9: 00 pm) para
proteger en lo posible al sector residencial, esfuerzo que podría no tener los efectos
deseados, de persistir la tendencia al aumento del consumo en los hogares, el
cual alcanza su clímax justo a las 6 y 10 de tarde, según los especialistas.
Vale
aclarar, sin embargo, que Cuba cuenta con capacidad de generación para
enfrentar cualquier exigencia, pero en las condiciones actuales en que se
desarrolla la economía, muy lastimada por el huracán Irma y en medio de un
bloqueo recrudecido y de limitaciones de recursos, no es posible gastar más
combustible en generar electricidad por encima del plan de los122 MW asignado a
la provincia.
De
ahí que de no cumplirse las regulaciones concebidas para esta etapa del año el
territorio puede verse sometido a una presión de carga de tal magnitud, que no
le quedará más remedio que reducir el gasto excesivo de electricidad, mediante programas
restrictivos en la distribución de la misma.
Es
la razón por la cual Anislei Santiesteban Velázquez, director de la Unidad
Empresarial de Base de Servicios Comerciales en Las Tunas, hace un llamado para
que en las viviendas y centros de trabajo, desempolven las medidas de ahorros y
adopten cuantas iniciativas entiendan, en función utilizar durante el horario
pico solamente la iluminación y los equipos necesarios.
En
aras de contribuir al empeño, 26
trae a colación algunas de las medidas de ahorra de mayor impacto en la zona
residencial –responsable del 85 por ciento del consumo total de ala provincia-,
tales y como mantener limpios los equipos electrodomésticos, fundamentalmente
los de la cocina. Su buen estado prolonga la duración de los mismos y reduce el
consumo.
Revisar
los aparatos que al conectarse produzcan chispas o calienten el cable, siempre
que pueda evite enmarcar la cocción de los alimentos dentro del horario de
mayor exigencia, así como conectar turbinas para bombear agua.
Planchar
la mayor cantidad de ropa en una sola sesión. Conectar muchas veces la plancha
gasta más energía que mantenerla encendida un buen rato. Desconectar el aire acondicionado al salir de
la habitación porque consume como promedio 150 kilovatios/hora mensuales.
Instalarlo donde no reciba la luz solar y Limpiarlo y cambiar regularmente los
filtros.
Iluminar
exclusivamente los espacios que requerimos con lámparas y tubos adecuados.
Siempre que sea posible, aprovechar la iluminación natural.
Emplear
colores claros para pintar paredes y techos, y luces fluorescentes en los
espacios que exigen más iluminación, como la cocina y el baño, no utilizar el
televisor como radio, entre otras instrucciones
para economizar energía en los hogares.
De
modo tal que, en la medida en que usted
proteja su bolsillo, en esa
misma proporción estará ayudando a que la economía no acuda a las arcas para
financiar importaciones de combustibles destinado a la generación de
electricidad, por encima de lo planificado, objetivo final del cambio de
horario, que en Cuba se estableció, por primera vez, en 1928.
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