lunes, 23 de enero de 2017

Mi pueblo se levanta

Cuando un  año se marcha siempre  hay lugar para el resumen, la reflexión y los comentarios en una u otras direcciones.  Pero en este caso,  las opiniones mayoritarias convergen en señalar que el 2016 fue para Jobabo el mejor año, después que en el 2000 perdió –por necesidades perentorias de la economía nacional- su principal fuente de riqueza y de empleo: la agroindustria Azucara.
Y aunque todavía hay quienes evocan con nostalgia la era de hegemonía del azúcar y el olor a melaza, lo cierto es que de aquel acontecimiento que conmocionó la vida en el sureño municipio, solo van quedado recuerdos, porque el quehacer incesantes de sus hijos ha hecho progresos, no solo en sus mentes y corazones, sino en lo económico, social y político, durante todo este tiempo.
Poco a poco, con el esfuerzo del conjunto de la sociedad y el apoyo de la provincia y el país, otras fábricas, centros de trabajos, nuevos cultivos y programas relacionados con la producción de alimentos han ido ocupando los espacios dejados por el otrora central Perú y el cultivo de la caña.
Entre estos podemos mencionar la mayor planta beneficiadora de carbón de Centro y Suramérica  con sus magníficos resultados y halagüeñas perspectivas tanto de empleo como de ingresos en divisa, la industria del tabaco, un centro universitario, unidades empresariales de base dedicadas a la producción de dulce y conservas, de granos, a la cría de cerdos y de ganado menor y mayor -actividad esta última en la que el municipio figura entre los mejores de la provincia- y la empresa agropecuaria Perú en franco proceso de avance y consolidación.
Prestigia  a los habitantes del municipio poder hablar del cumplimiento del plan de producción mercantil al 116, 8 por ciento, de la circulación  mercantil minorista, venta de mercancía, de los fondos exportables y de la empresa agropecuaria Perú, luego de cinco años de continuos reveces.
De avances sostenidos en la atención primaria, materno infantil, itrahospitaria, actividad quirúrgica y en la vigilancia epidemiológico, así como del sector de Educación, el cual cerró el año con una estructura más fortalecida  para el desarrollo del proceso docente educativo.
Sin pretender hacer una cronología de lo realizado, es justo consignar el ascenso tangible que en materia de restauración se perciben en el centro histórico, dígase museo Rosendo Arteaga, Galería de Arte y el parque central José Martí, todo lo cual pareciera haberle levantado la autoestima a Jobabo, pues hasta su gente se le ve más animada y con mayor disposición y entusiasmo.
Por eso pienso que el cúmulo de esos registros permite a los jobabenses proyectar al 2017 como un año en el que se dibujará, con más claridad, el surgimiento de nuevas obras y de resultados integrales mucho más prometedores.
De hecho ya comenzó la construcción civil de lo que será la fábrica de helados y se prevé iniciar este año la primera fase de la reconstrucción del emblemático restaurante El Paris y trabajar en el rescate de la terraza del local donde radica la Dirección  de Cultura para el disfrute de los jóvenes. Estos proyectos y otros más relacionados con la producción de alimentos, ven y verán la luz, gracias al apoyo y diligencias del personal que labora en el Centro de Gestión para el Desarrollo Local.
No obstante al positivo ambiente de trabajo y al aire fresco y renovador que por doquier se respira, en el horizonte todavía no se vislumbra una respuesta para solventar  problemas tan grave como el del motel 30 de Diciembre, sitio que en su tiempo devino orgullo de los jobabenses y un símbolo de la gastronomía en Las Tunas, y que ahora se encuentra totalmente en ruina, sin  prestar ni ningún servicio.
Eso, el deplorable estado de la carretera y la necesidad de continuar potenciando la gastronomía popular y la producción de alimentos en  todas sus variantes, son, a mi entender, los retos de mayor envergadura que tienen por delante  las máximas autoridades del municipio junto al pueblo.

Por lo demás y como jobabenses al fin, siento alegría al ver como mi terruño se ha ido levantando de las vicisitudes, hasta alcanzar el pasado año resultados integrales que desbordaron las expectativas hasta de los más incrédulos.

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