sábado, 17 de noviembre de 2018

Cuatro horas en las que su aporte decide


Si bien el alto nivel alcanzado por el país en la generación y modernización de las redes eléctricas han desterrados de la vida nacional los apagones, ello no quiere decir, de ninguna manera, que el vital servicio este exento de afectaciones,  sobre todo en el horario pico o de mayor demanda, comprendido entre las cinco de la tarde y nueve de la noche.
Solo con su contribución, la mía y la de todos los tuneros podemos impedir que se concrete la afectación que cuelga sobre los hogares, centros de trabajo y unidades de prestación de servicios, desde que comenzó a regir el horario normal o de invierno, como también se le denomina.
Y por si alguien pone en tela de juicio tales posibilidades, pongo a su consideración el siguiente dato: Si antes del día 4 del mes en curso, fecha en la que se produjo el cambio de hora, la provincia registraba un consumo que rondaba los 90 MW/h durante el pico eléctrico,  a partir de ese momento el gasto se elevó a 103 MW/h, cifra que si bien está por debajo de lo planificado, no deja de constituir una preocupación para los especialistas.
De ahí el llamado formulado por la Oficina Nacional para el Control del Uso Racional de la Energía (ONURE) a las familias tuneras, colectivos laborales y cuentapropistas para que adopten las medidas pertinentes, a fin  de usar solo los equipos y luminarias indispensables, durante el intervalo de tiempo en que la demanda de consumo pone en aprietos a las unidades generadoras de electricidad.
Quizás  y algunos coterráneos no perciban la posibilidad real de las afectaciones que puedan ocurrir, sobre todo entre el segmento poblacional que vivió aquella aterrador período en la que la provincia permanecía sin electricidad la mayor parte  del día y de la noche, y  que ahora se regocijan por la solidez y confiabilidad  alcanzada por el Sistema Electroenergético Nacional (SEN), a partir de la Revolución Energética, cuyas labores se tradujeron  en bienestar y calidad de vida para la población.
Ante semejante mejoras no deja de ser una realidad que cualquier interrupción en el suministro de electricidad, por pequeño que sea, causa incomodidad en las familias, máxime si estos acontecen a la hora de enchufar los equipos de cocción a la corriente.
Por eso debemos ganar en conciencia en que por más acciones que acometa el Estado para proteger en lo posible al sector residencial, ese esfuerzo podría no tener los efectos deseados, de persistir la tendencia al aumento del consumo en los hogares, el cual alcanza su clímax justo a las 6 y 10 de tarde, según los especialistas.
Debo aclarar, sin embargo, que Cuba cuenta con capacidad de generación para enfrentar cualquier exigencia, pero en las condiciones de estrecheces  en que se desenvuelve la economía, y por demás, en medio de un bloqueo recrudecido, no es posible gastar más combustible en generar electricidad por encima del plan asignado a la provincia.
De ahí  la urgencia de que en las viviendas, centros de trabajo e instituciones desempolven las medidas de ahorros y adopten cuantas iniciativas conciban, en función de utilizar racional y más eficientemente el fluido eléctrico, durante el horario de mayor demanda.
En aras de contribuir al empeño, les recordamos algunas de las medidas de ahorra de mayor impacto en la zona residencial –responsable del 85 por ciento del consumo total de la provincia, tales y como revisar los aparatos que al conectarse produzcan chispas o calienten el cable, siempre que pueda evite enmarcar la cocción de los alimentos dentro del horario pico, así como conectar turbinas para bombear agua.
Planchar la mayor cantidad de ropa en una sola sesión, desconectar el aire acondicionado al salir de la habitación, iluminar exclusivamente los espacios que requerimos con lámparas y tubos adecuados. Siempre que sea posible, aprovechar la iluminación natural.
Todo lo que hagamos en función del ahorro, protegerá nuestros bolsillos y evitara al país desembolsos adicionales, dirigidos al financiamiento de importaciones de combustibles, para cubrir los sobregiros del consumo planificado.


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