viernes, 30 de septiembre de 2016

Sin contemplaciones

 “La corrupción es equivalente a la contrarrevolución”.
                                                       Raúl Castro Ruz
Esta aseveración del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, expresada en diciembre del 2011 en ocasión  de efectuase el Tercer Pleno del Comité Central del Partido, es más que suficiente para actuar sin contemplación contra esta, máxime cuando recordó que en el 2005 el Comandante en Jefe Fidel Castro, al referirse al tema, dijo que “estos fenómenos pueden llevarnos a la autodestrucción de la  Revolución”.
No obstante a los avances logrados en esa dirección, el flagelo de la corrupción, aunque con otros matices que el resto del mudo, se mantiene latente en la vida nacional, por lo que el llamado de Raúl para enfrentar con mayor firmeza a las negligencias e irresponsabilidades que dañan a la economía, como consecuencia  de la pasividad con que actúan algunos dirigentes y la falta de funcionamiento integral de no pocas organizaciones del Partido, mantiene total vigencia.
Más, la necesidad de parar en seco ese grave problema, no solo es competencia de  la Contraloría General de la República. Junto a ella deben poner todo su empeño  los directores y administradores de empresas y centros de trabajos, los consejos de dirección, colectivos de obreros, la Fiscalía, Policía Nacional Revolucionaria y el pueblo en general.
Alguien dijo y yo me sumo por completo a la idea, que los honestos pueden imponerse sobre los corruptos, si en ese frente de combate se mantiene la misma unidad que ha permitido la supervivencia de la Revolución, frente al adversario y al despiadado bloqueo económico y financiero impuesto por los Estados Unidos, hace ya más de medio siglo.
Hablando del asunto con un amigo este me dijo, sin el menor  sonrojo, que algunas personas se cohibían de informar posibles desvíos de recursos y otros hechos de corrupción  por no verse envueltas en problemas, pues en ocasiones los malhechores llegaban primero a la casa que el denunciante, cuando no le hacían difícil la vida laboralmente.
No niego que se hayan dado casos como esos, aspecto sobre el cual  los organismos correspondientes deben tomar  nota  para impedir tal proceder. Más lo que sí resulta inaceptable, desde todos los puntos de vistas, es que al corrupto –el que ejerce abusos de poder, malverse recursos y omita información, entre otras manifestaciones- se le pase la mano, aplicándole  como única sanción el traslado para otra entidad, incluso, en cargo de dirección. No más contemplaciones.
En las visitas de trabajo realizadas por Gladys Bejerano Portela, contralora general de la República,  a Las Tunas, ha esbozado conceptos claves para el bien de la economía, de la gestión empresarial y salvaguardar a las Revolución que me parece oportuno traerlos a colación, volverlo a retocar, en aras de fortalecer la batalla que libra el territorio en este campo.
Así pues, la también miembro del Consejo de Estado, ha dicho a los tuneros  que  son las propias direcciones administrativas y los colectivos de trabajadores con su auditor interno, los encargados de responder por el orden, la disciplina y el control de los recursos en su radio de acción.
Allí, donde el controlador realiza sus funciones en armonía con el administrador, los trabajadores participan en el proceso de análisis para  conocer las dificultades y poder prevenirlas en el futuro y la controlaría se ve como una aliada y no solo como ente revisor y fiscalizador, resulta sumamente difícil que el delito y los hechos de corrupción tengan cabida.
Cuando en un centro de trabajo, su director comete un hecho de corrupción, cuando abusa del cargo, de los recursos del pueblo, eso es una herida en el corazón de la revolución; eso es más que contrarrevolución, eso desangra a la revolución. Por tanto hay que romper el cerco a las dificultades, a las negligencias, a la superficialidad, al papeleo.
Yo se que no se puede lograr en un día ni en todos los lugares a la vez, Yo digo que la mayoría de nuestros dirigentes administrativos son magníficos compañeros, muy sacrificados, con un nivel de tensión arriba tremendo, porque hoy dirigir cualquier cosa, hasta un timbiriche de cuatro cositas, es un  problema porque hay que enfrentar muchas dificultades, pero también es cierto que tenemos gente que nos traicionan. El que cometa un fraude, el que pretenda engañar a la Revolución o a nosotros en el trabajo de control, tendrá que pagar las consecuencias.
Debemos ser implacable con el que miente, esconde, disimula o se cree intocable. Porque lo que está en juego es la Revolución.
Cuantas veces hemos dicho que para que haya un ambiente de control y de disciplina tiene que haber organización, preparación, educación y exigencia. Sin embargo hay compañeros que continúan en primer grado o en preescolar. En materia de control también es preciso pasar de grado.
El ejemplo más fehaciente  de lo anterior son lo las cuentas por cobrar y pagar. ¿Hasta cuando lo mismo con lo mismo. Llegó el momento de decirle a las administraciones hasta aquí,  se acabó esta historia.
El control no es solamente para  prevenir y enfrentar el delito, la corrupción. El control es para trabajar mejor y para lograr mayor eficiencia.
De manera que cuando hablamos  del enfrentamiento integral a las ilegalidades, las indisciplinas y los hechos de corrupción, estamos pensando en todos los niveles, y eso incluye a la comunidad.
Si cómo ha dicho Raúl y ha recalcado en múltiples oportunidades Gladys Bejerano  que la lucha contra la corrupción es un problema de vida o muerte para la Revolución, entonces salvarla es una responsabilidad de todos los revolucionarios y de cada cubano honesto, porque somos los que más tenemos que perder.


No hay comentarios:

Publicar un comentario